Toma asiento en una silla cómoda. Asegúrate de que el cinturón, los zapatos o la ropa no te aprieten. Inicia con un ejercicio de relajación de la siguiente manera: Dirige tu atención a tus pies, apriétalos, tensionándolos firme pero cuidadosamente, después de unos segundos suéltalos, permite que la tensión se disipe y relájate; continúa de la misma manera apretando los músculos de las diferentes partes del cuerpo en forma ascendente: pantorrillas, muslos, glúteos y cadera, área genital, abdomen, pecho y espalda, brazos y manos, hombros y cuello para finalmente llegar a la cara y cuero cabelludo.
Una vez relajado dirige tu atención a la respiración, en este momento el cuerpo no te debe interesar, toda tu concentración debe estar en alcanzar una respiración rítmica, pausada y profunda. Inhala lentamente por la nariz conforme cuentas mentalmente hasta cuatro, es importante respirar llenando primero el abdomen y después los pulmones. Retén el aire mientras cuentas hasta dos y después exhala lentamente por la nariz contando hasta cuatro. Antes de inhalar de nuevo, ya sin aire en tu interior, cuenta mentalmente hasta dos. Continúa respirando con este ritmo “de cuatro tiempos” hasta haber realizado de cinco series completas. Ahora normaliza tu respiración de una manera rítmica y pausada sin preocuparte por contar, sólo disfrutando la sensación de paz y tranquilidad.
En reposo, cambia por un momento la atención y construye con todo tu poder las imágenes que te daré.
Visualízate a ti mismo frente a una puerta entreabierta; más allá de la puerta se encuentra una habitación iluminada; detrás de ti hay un espacio completamente oscuro. La habitación iluminada representa tu conciencia despierta o autoconciencia, la oscuridad detrás de ti es el espacio entre los mundos.
Muévete hacia atrás, alejándote de la puerta entreabierta y la habitación iluminada. Detrás de ti sigue estando la oscuridad del espacio entre los mundos y conforme te alejas de la puerta. Por un efecto visual, va haciéndose más y más pequeña. Hasta que sólo puedes ver frente a ti, a la distancia, un punto de luz. Ahora te encuentras justo en el centro del espacio entre los mundos mirando hacia el Oriente a un diminuto punto de luz que representa tu autoconciencia.
Da media vuelta y enfrenta la oscuridad. Te encuentras de pie en medio de un espacio oscuro mirando hacia el Occidente. A lo lejos puedes ver un punto de luz brillando. Empieza a avanzar hacia delante, al Occidente. Conforme te aproximas el punto de luz crece. Hasta que puedes ver que es otra puerta entreabierta. Párate justo enfrente de ella. Más allá de ella puedes ver una luz. Esa luz representa tu mente subconsciente y el contacto con el inconsciente colectivo de la humanidad.
Por un acto de voluntad aproxímate e ingresa a esa luz. Al cruzar la puerta entras a un nuevo espacio A través de una cascada de agua y la luz a tu alrededor empieza a tomar forma. Al mismo tiempo percibes que en el ambiente flotan aromas muy agradables, que inundan tus sentidos.
Ahí permaneces un momento, te bañas bajo la cascada de aguas cristalinas, permites que el agua de vida penetre por todas tus células, tu cuerpo comienza a limpiarse totalmente, al salir de la cascada de agua, te das cuenta de que en el lugar se encuentran muchos guardianes portando espadas de fuego circulando y protegiendo toda el área, ellos son los querubim, los poderosos, los custodios de la vida misma, están aquí para cuidar que funcione bien el cuerpo físico.
Con respeto, reconocimiento y agradecimiento por su labor los saludas, y un agradable sentimiento de bienvenida envuelve tu ser. Los guardianes devuelven el saludo:
“Saludos, hijo de la Tierra. Mis hermanos y yo estamos complacidos de que llegaras hasta este lugar, pueden ingresar a este lugar sagrado”
Los guardianes te permiten la entrada, a lo lejos ves un gran mar. Este gran mar comienza a agitarse hasta formar una enorme esfera de agua que flota y gira. Las aguas comienzan a moverse en armonía, y comienzas a sentir que tu cuerpo vibra acorde a esa armonía.
Los guardianes que están circulando la esfera de agua dirigen sus espadas hacia la esfera de agua, de sus espadas salen rayos plateados penetrando la esfera de luz plateada, con tonos en azul. Se percibe un agradable aroma y sientes que tu cuerpo comienza a purificarse, observas tus manos, te ves ahora más joven, tu piel comienza a modificarse y a brillar, te sientes ahora con mucha vitalidad. Enormes alas comienzan a rodear la esfera de agua, llenándola ahora de poder espiritual que produce vida. Sientes como tu cuerpo se ha renovado bajo la influencia del poderoso arcángel Gabriel. Su rostro se aclara bajo la apariencia del agua, y ahora entiendes porque es el arcángel de la guerra, el es quien lucha contra la enfermedad y el desbalance. El lucha constantemente para mantenerte sanos.
Gabriel te hace saber que tu cuerpo ahora nuevamente esta en balance y en armonía. Él comienza a crecer y absorber la esfera de agua en su propio cuerpo, Te indica que te acerques, al acercarte le haces una reverencia y le agradeces. Gabriel toca tu frente y deposita una gota de plata en tu entrecejo, otorgándote la capacidad de la visión. La gota es absorbida por tu tercer ojo. Él te toma de las manos, colocando sus manos sobre las tuyas, así recibes su influencia benéfica, recibes las aguas de la conciencia y del conocimiento. Ahora Gabriel saca de su corazón una copa con agua, te la ofrece y te indica que la bebas si deseas ver lo que hay detrás de lo aparente, estas aguas reflejan la luz solar, en donde puedes observar lo que hay dentro de ti mismo, y ahí podrás ver tu origen divino…
Gabriel te da de beber nueve gotas del agua. Tu cuerpo ahora resplandece como un sol brillante. Te obsequia un símbolo, una copa de plata, con él puedes llamarlo cuando necesites de su guía.
Le das las gracias y también agradeces a los guardianes, los querubim por tan maravilloso regalo. Una gran neblina aparece y puedes observar que entre la neblina se forman recuerdos amorosos de la infancia, te quedas con aquel recuerdo más hermoso, lo colocas en el corazón y te dispones a salir. Abres la puerta por la que ingresaste y la cierras firmemente detrás de ti. Renovado por esta experiencia. Tu ser se ha transformado en un mejor vehículo para las fuerzas divinas hacia el bien.
Es tiempo de retornar. Frente a ti se encuentra la puerta que conduce al espacio entre los mundos. Entras por ella hacia la oscuridad. Das la media vuelta y contemplas desde el interior, más allá de la puerta, el hermoso mar. Camina hacia atrás ingresando en la oscuridad del espacio entre los mundos, conforme lo haces la puerta pareciera hacerse más pequeña, hasta que sólo puedes ver un punto de luz. Te encuentras justo en el centro del espacio entre los mundos mirando al Occidente. Gira y da media vuelta para enfrentar el Oriente. A lo lejos ves un diminuto punto de luz y te diriges hacia él. Conforme te aproximas distingues que es la puerta abierta que conduce al cuarto luminoso de tu autoconciencia; la cruzas e ingresas a un espacio completamente luminoso, las imágenes a tu alrededor desaparecen por completo. Cunando abras tus ojos habrás recibido de una manera justa y perfecta eso que necesitas en estos momentos y todos estos cambios positivos se habrán dado. Empiezas a sentir tu cuerpo físico, se conciente del lugar en el que te encuentras, mueve lentamente tu cuerpo y poco a poco abre tus ojos. Has entrando completamente a este tiempo y a este espacio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario